En consecuencia, debéis penetrar cada vez más dentro de
vosotros mismos, recogiendo para llegar hasta el principio divino que hay en
vosotros.
Un día empezará a brotar un manantial, y os sentiréis sustentados, inundados
por una fuerza inagotable.
Pero si os olvidáis del espíritu y sólo contáis con las
cosas externas –dinero, casas, máquinas, armas– entonces la fuerza, la
verdadera fuerza del espíritu os abandonará.
¿Por qué? Porque no la apoyáis, no pensáis en ella, no os dirigís a ella, no comulgáis con ella. Con los recursos que os queden, seguiréis andando un trecho; pero no iréis muy lejos.
¿Por qué? Porque no la apoyáis, no pensáis en ella, no os dirigís a ella, no comulgáis con ella. Con los recursos que os queden, seguiréis andando un trecho; pero no iréis muy lejos.
Os creéis muy fuertes, pero si perdéis el contacto, el
manantial dejará de manar ¡y entonces veréis lo fuertes y poderosos que
sois!”.
Omraam Mikhaël Aïvanhov